22.3.14

picas, tréboles, diamantes y corazones

me gustaba como en sus gafas se reflejaba mi sonrisa después de varios trucos de magia y unos cuantos tragos; su risa retumbaba en mis oídos y el humo de los cigarrillos que el me apagaba envolvía la habitación; así que mientras yo me encontraba perdida entre las cartas, el humo y las sonrisas, él me contaba sus historias de amor. Cada día descubría más acerca de su mundo. 
magullada, perdida y ofuscada, pero me encontraba con él, más historias, más cartas, es como una medicina legal no conocida por muchos, me desahogo tranquilamente en sus brazos mientras observo como el mundo se vuelve de picas, tréboles, diamantes y corazones.

- hazme otro truco de magia

- ya se me acabaron, no me sé más
- inventate uno

...



-coge la carta que quieras.

...


y así pasábamos las noches.

también solía regañarme por cada vez que me pasaba de tragos (que solía ser más que a menudo) , pero con ese gesto suyo de comprensión en los ojos me dejaba más que tranquila

- y eso es todo? una borrachera mal llevada? una mala interpretación tuya ante un desafortunado comentario del chico que no te gustaba pero que aún así te había invitado a su casa y allí estabas?
- muy a grandes rasgos sí, eso fue
- lo lamentas?
- mucho
- mal hecho. Esas son el tipo de cosas de las que se aprende ya verás como no te pasa más
- ojalá, pero yo siempre suelo tropezar
- tu lo que eres es una borracha mentirosa y yo un desequilibrado por dejar que organices mi agenda,si ya lo decía yo,no hay cyan que sea buena,uy espera te pongo una canción en el ipod




Me cuidaba y bailaba conmigo tango y bals, bailábamos en medio de la multitud, en medio de la gente con caras tristes, con trajes negros y en fila para ir al trabajo, también bailábamos entre los niños, y siempre sonreíamos cuando mirábamos al rededor y nos dábamos cuenta de que el cielo se había puesto color azul

4.3.14

El día en que decidí no enamorarme nunca más.

es un día como cualquier otro, no hay una gran diferencia entre este lunes o el anterior, excepto que hoy he decidido no volver a enamorarme nunca más. He paseado por los parques y pequeñas calles de mi barrio conversando en silencio con mi propio pensamiento y he llegado a un banco en medio del parque (ese en el que hace unas horas conversé contigo). Me senté en aquel banco y dejé que mi cara se empapara de las pequeñas gotitas de lluvia que adornan este día gris. Inspiré profundo, tanto como me permitió la capacidad de mis pulmones, y dejé que el aire se escapara entre mis labios durante unos eternos segundos de paz. Y allí, con la única compañía de mi libreta, mi bolígrafo y mi respiración calmada, decidí no volver a enamorarme. Fue rápido, no tuve que meditarlo demasiado, no hice una lista de pros y contras, ni lo razoné, simplemente me dejé llevar por la decepción. Pensé en todo lo que no entendía, en lo que intentaba controlar, en lo que se me escapaba de las manos. Y lo único que me apetecía de verdad era estar sola y solucionar por mi misma todo. 

Poco a poco empezaré a construir un muro a mi alrededor, un muro que delimitará mi espacio personal, aquel al que no podrá acceder nadie, ni las personas más cercanas. Me esconderé durante algunos meses dentro de mi parcela de seguridad, tranquilidad y estabilidad emocional. Poco a poco, casi sin darme cuenta, iré deshaciendo los nudos que me amarran a todo aquello que existe sólo en mi imaginación, aquello que en realidad no deseo,no disfruto, aquello que no debe formar parte de mí porque no lo siento mío. Eso que un día me pareció lo más grandioso de mi existencia y resultó insignificante, tanto que con el tiempo, las reflexiones y algunos cientos de lagrimas, perdió todo su valor.

Entonces, cuando comprendí lo incomprensible, me recuperé. Costó tanto que hoy me he prometido no volver a pasar por lo mismo. Y que si algún día alguien logra que me replantee mi decisión, la de no enamorarme nunca más, esa persona debe ser extraordinaria, fuera de lo común, alguien que no se rinda nunca, alguien completamente distinto a todo lo conocido y que sea feliz con sólo mirarme a los ojos. Alguien capaz de leerme el pensamiento y complementarme de una manera natural. Alguien auténtico. Y escribí una lista mental de los atributos imposibles que debía poseer el único ser capaz de conseguir lo que me parecía inalcanzable, mi entrega absoluta. 

Hoy, que he decidido no volver a enamorarme nunca más, cerraré las puertas a la magia y a la ilusión. Y empezaré un capítulo de mi vida muy distinto a los anteriores. Hoy radicalizaré mi mundo en favor de un conocimiento más profundo de mi ser. Hoy empezaré a ser una persona distinta y terminaré el proceso siendo más yo que nunca. 

Hoy estoy tan seria, triste y desencantada. Mañana sonreiré todo el rato, a veces sin darme cuenta, y eso debe significar algo. De hecho, lo significa todo.