Lo que no te conté
Cuando pequeña quería vivir en Francia, en mi lugar de nacimiento, creía que nada malo te podría pasar hablando francés y llamándote Charlotte, quién no te iba a amar alocadamente después de oírte decir un je t´aime?; Jean Pierre y yo fumaríamos cigarros finos en lo alto de la torre Eiffel, correríamos de la mano atravesando los Campos Elíseos e insultaríamos a gritos a los taxistas por no parar, follaríamos en el tejado de su su casa en Fontainebleau viendo París todo iluminado , también beberíamos vino caliente en los cines Renoir prometiéndonos amor eterno sin hablar, solo con miradas fugases, nos aburriría el Louvre y odiaríamos el queso; yo le engañaría con cualquier pintor y el me olvidaría para siempre.
Luego quise ser rusa, llamarme Anastasia y pasear por San Petersburgo con un abrigo azul oscuro laargo hasta las pantorrillas, con botones dorados y bolsillos amplios; pasearía entre la nieve, visitando casas abandonadas y llenándome de polvo con los viejos libros de las más olvidadas bibliotecas. Tendría un novio muy pálido que se llamaría Vladimir y pasaríamos las noches inventándonos historias de familiares falsos bolcheviques, bebiendo vodka y follando para entrar en calor, el me querría mucho y yo a el no.
Después deseé ser Italiana, llamarme Nadia y volverme loca de amor por un poderoso mafioso, de pantalones oscuros con camiseta interior blanca, tirantes negros y bigote exageradamente grande llamado Salvatore, me rompería el corazón en varias oportunidades pero yo le amaría incondicionalmente y juntos, comeríamos spaghettis con mucho tomate, tanto, que al besarnos toda la cara se tiñera de rojo, y los besos sabrían a eso nada mas. El huiría a Nueva York sin mi y yo me vestiría totalmente de negro con un gran pañuelo en la cabeza y pasaría el resto de mis días llorando sobre el tomate de cada pizza y spaghettis que llegara a hacer.
También quise ser inglesa y vivir en Londres, llamarme Juno,viviría en un sótano con mucha humedad y moho, con una única pequeña ventana por donde cada día en vez de luz sólo viera los zapatos de la gente al pasar,dormiría en un pequeño colchón sin sabanas junto con James e iríamos a todos los conciertos drogados y bebidos; siempre con medias rotas, botas y camisetas grandes sin cinturón. Los días los pasaríamos escuchando CD's acostados en el colchón y escribiríamos nuestras iniciales rodeadas con un corazón en todos los árboles de Hyde Park. Por la tarde trabajaríamos en una tienda de tatuajes . James robaría vestidos en las tiendas más reconocidas solo para mi y yo, me los pondría sólo para el, y entusiasmada le bailaría sobre el colchón .Sería un auténtico amor y el sótano olería siempre a sexo y sudor.
Hace poco tiempo quise ser Mexicana, llamarme Adelaida y enamorarme de un mariachi llamado Emiliano, el me llevaría serenatas todas las noches a mi balcón, haríamos el amor mientras tomamos Chacarando. Nuestro sueño sería escapar a Estados Unidos y en un intento de entrar ilegalmente nos detendrían y ajuiciarían; lo que mas nos dolería sería que nos separaran, pero el escaparía y vendría por mi, volveríamos a México. Al cabo de un tiempo el me engañaría con la sirvienta, después de muchas peleas yo lo perdonaría, el se vería involucrado en un problema por una entrega de drogas y lo matarían. Yo quedaría viviendo en una gran mansión.
Pero soy Colombiana,y vivo en Bogotá, estoy enamorada de la viejas y abandonadas calles del centro, de la distinta y peculiar música de cada rincón de los buses mal olientes, donde se suben desde muchachos hasta cuarentones a pedir plata o vender algún dulce, del parkway, de las exquisitas montañas, del frió de las 5 de la mañana, de los infinitos trancones, de las incesantes protestas, de mis campesinos; me enamoraré de un hombre alto con ojos cafés y pestañas risadas, con hoyuelos en las mejillas y que se ría estruendosamente, que toque la guitarra y le guste caminar, viviremos en el centro, en medio de la riqueza aunque algunos la confundan y no la llamen así, trabajaremos juntos en un bar , el tocara la guitarra y yo cantare a su lado. Follaríamos todos los días, en todos los lugares, en el ascensor, en la piscina, en el techo de la casa, en el baño, en los bares,.. Terminaremos por una escena estúpida de celos, pero siempre nos volveríamos a encontrar por las mañanas, cuando a las 6 de la mañana vayamos a tomar el bus.
Lo que nunca te escribí:
Cuando era un niño, antes de encontrarme con la poesía, quería vivir en Francia, que ese fuera mi lugar de nacimiento y el sitio donde iba a pasar el resto de mis tardes cerca de ti y de la Woodstock con poca tinta. Cuando era pequeño pensaba que nada malo podía pasarme hablando francés y llamándome Jean Pierre.
¿Quién no te iba a amar locamente después de oírte decir “Je t aime moun amour “; Charlotte y yo fumaríamos finos cigarrillos franceses en lo alto de la torre Eiffel olvidando todo desafortunado paisaje debajo de nuestros pies, correríamos de la mano atravesando los campos elíseos bajo la lluvia que hace infortunados a los indigentes a los que tus ojos no les pueden hacer sombras, Insultaríamos a gritos a los taxistas por no parar , follariamos en el tejado de su casa en Fontainbleau viendo parís todo iluminado por el exceso de neon y de cariño de los oriundos urbanos, También beberíamos vino caliente en los cines Renoir prometiéndonos el amor eterno sin hablar, solo con miradas fugaces. Nos aburriría el Louvre y odiaríamos el queso. Yo le escribirá un poema distinto todos los días hablando de lo lindo que pueden llegar a ser sus ojos cuando les pones el adjetivo correcto; Charlotte tarde o temprano me engañaría con cualquier pintor del barrio de montmartre y yo la olvidaría para siempre.
Luego quise ser ruso, llamarme Vladimir y pasear por San Petersburgo con un gabán azul oscuro como las calles sin nombre donde se libraban guerras en épocas que no viví; pasearía entre la nieve cuando el invierno cubriera una parte de mis pies, visitando casas abandonadas de poetas que ya nadie lee, llenándome de polvo con los viejos libros de las más olvidadas bibliotecas. Tendría una novia muy hermosa que se llamaría Anastasia y pasaríamos las noches inventándonos historias de falsos familiares bolcheviques mientras bebemos vodka, follariamos para entrar en calor, después de las 10 de la noche le diría “спокойной ночи” y le leería cartas que de seguro tendré que quemar porque no puedo hablarte de poesía, ella seria la mujer de mi vida, no me querría, pero yo la amaría hasta la locura.
Después deseé ser Italiano, llamarme Salvatore, usar pantalones oscuros, camiseta interior blanca, tirantes negros y tener un bigote exageradamente grande, ser mafioso y dejar el disfraz de poeta a un lado, enamorarme de una mujer llamada Nadia, que vistiera con la ultima moda y dejara escapar tequieros por las comisuras de los labios, Yo le rompería el corazón cada vez que me fuera posible, y a pesar de eso ella me amaría incondicionalmente, iríamos juntos a la playa , comeríamos espaguetis con mucho tomate (a pesar de que yo odiaría el tomate), espaguetis con tanto tomate que cada vez que nos besáramos toda la cara se nos teñiría de rojo tomate y todos los besos sabrían a tomate-Nadia. Un día me cansaría de todo y me iría a Nueva York sin ella, le escribiría postales todos los días, pero las dejaría guardadas en mi mesita de noche, jamás se las enviaría y mientras tanto ella en otro lado del mundo se vestiría totalmente de negro y se pondría un gran pañuelo en la cabeza, mientras llora sobre toda la pizza y los espaguetis que podría llegar a hacer. En nueva york yo me pondría mi disfraz de poeta todas las noches para recordar un poco su sonrisa de País civilizado.
También quise ser ingles y vivir en Londres, llamarme james, viviría en una habitación donde apenas quepa mi cama y un ropero, con una maravillosa vista hacia el big-bang eclipsada por un centro comercial. Para salir de mi absurda monotonía británica visitaría cada vez que pudiera a Juno, ella viviría en un sótano con mucha humedad y moho, con una pequeña ventana donde cada día en lugar de ver luz vería los zapatos de la gente al pisar los charquitos cercanos. También iríamos a todos los conciertos que nos sea posibles drogados y bebidos, a punto de caer en una miseria de comas etílicos y compulsiones narcóticas; ella se pondría medias rotas, botas y camisetas grandes sin cinturón, en todo caso con o sin ropa no podría llegar a ser más bella, yo por otra parte me acomodaría a mi armario intentando simpatizar con la belleza que ella lleva a cuestas para salir a las calles, yo robaría vestidos en las tiendas más caras y más finas solo para ella, y ella se los pondría solamente para mí. Pasaríamos todos los días escuchando CD´S acostados en el colchón del sótano, y escribiríamos delante de los peatones de la vida -cada vez que se nos diera la oportunidad- Nuestras iníciales rodeadas de un corazón en todos los arboles de Hyde Park. por las tardes trabajaríamos en una tienda de tatuajes de algún viejo amigo, ella diseñaría los tatuajes y yo los palparía en la piel de los individuos que se atraviesen en nuestros momentos. Después del trabajo ella, entusiasmada, me bailaría sobre el colchón con los vestidos que he robado, mientras yo imagino la forma perfecta de escribirle un libro que nos saque de ese acogedor pero pequeño sótano, Sótano que siempre olería a sexo sudor y pisadas de charquitos londinenses.
Hace poco tiempo quise ser mexicano, llamarme Emiliano y ser mariachi, escribir algunas canciones de amor para la mujer más cautivante, llamaría Adelaida yo le llevaría serenata todas las noches a su balcón, haríamos el amor mientras tomamos Chacarando, y yo le escribirá de lo linda que se ve cuando sonríe. Tendríamos el gran sueño de escapar a Estados Unidos y en uno de esos intentos ilegales nos detendrían -a la mujer más linda de México y a un mariachi- y nos ajuiciarían, a ella le dolerá mucho que nos separaremos, yo le escribiría canciones y poemas todas las noches a la misma hora, y una de esas noches me escaparía e iría a buscarla, volveríamos a México donde le entregaría todas las cosas que le escribí en prisión, nos casaríamos y tendríamos mucho dinero, yo la engañaría con la sirvienta y después de muchas peleas ella me perdonaría con ese amor digno de una sonrisa enamorada. Luego me vería involucrado en una entrega de drogas y me matarían, ella echaría a la sirvienta y viviría sola en una gran mansión. La buscarían para hacer un libro con los poemas y las canciones que le escribí, pero ella las atesoraría en su joyero.
Pero soy Colombiano y vivo en Bogotá, lo que más me gusta son las viejas calles del centro y de la candelaria donde las estatuas juegan a mirarnos por las noches, los techos rurales llenos de gatos, las placas con nombres de todas sus calles, me gusta mucho la peculiar música de cada uno de los buses mal olientes donde se suben desde jóvenes prospectos de futuros cadáveres anarco-narcóticos hasta cuarentones que venden dulces o canciones para poder tener un techo donde pasar el hambre. Me gusta el Parkway cuando caminas y ves por todas las sillas parejas que duran pequeños “parasiempres”, me gustan las montañas infinitas llenas de primaveras y de uno que otro incendio. Me gusta el frío de las 5 de la mañana, me gustan los trancones que lo ponen a pensar a uno en los beneficios de ser poeta mientras se pasa el tiempo y uno no tiene a donde escribir. Me gusta Una mujer de 1,65 que tiene los ojos miel cuando esta seria, pestañas donde hasta el insomnio se amañaría, con un lunar de esos que los besos envidian, y con un cabello donde cualquier persona confundiría las drogas con los versos, con una sonrisa de esas que lograrían la paz mundial si yo no fuera tan envidioso e idiota, me gusta una mujer que camina por las calles de Bogotá y cuando cruza las esquinas le deja a los andenes unas inmensas ganas de suicidio colectivo. Algún día viviremos en el centro en medio de la riqueza aunque mucha gente la confunda y no la llame así, trabajaremos juntos en un bar, yo tocaré la guitarra y ella cantara a mi lado. Follaremos todos los días, en todos los lugares, en el ascensor, en el baño, en los bares… yo todas la noches le escribirá poemas con el único fin de algún día regalarle un libro y esperar a casarnos, ella tendrá otras prioridades y pensara en dejar de lado mi amor de poeta y mi salario de cantante de bar, Terminaremos por una escena demasiado estúpida de celos, pero siempre nos volveremos a encontrar en las mañanas, cuando a las 6: 00 Am vayamos a tomar el bus.
CB- MT
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